Prueba esta rutina yóguica:
Levántate temprano. Limpia tu lengua con un rascador (puedes conseguirlo en cualquier farmacia). A continuación, cepíllate los dientes, el paladar y la lengua con bicarbonato sódico, en el que habrás vertido previamente unas gotas de aceite esencial de menta (antiséptico y desodorante) y de árbol de té (antiséptico). Enjuágate con agua mineral.
Seguidamente, date una ducha de agua fría, que te estimulará y borrará cualquier rastro de pereza o malhumor y dejará tu piel sonrosada y lustrosa.
Luego sécate con una toalla rugosa y aplícate aceite de almendras dulces con unas gotas de aceite esencial (en épocas de calor vienen bien la lavanda y la menta piperita, por ejemplo; en invierno, sándalo y rosa).
Después abre tu esterilla, cúbrela con una sábana o manta de algodón y comienza tu práctica: haz un breve calentamiento y luego una kriya o secuencia de asanas. Después una relajación y luego una meditación con mantra o silenciosa, por ejemplo, centrando tu atención en el entrecejo, el punto del tercer ojo.
Empezar así el día te rodea de un escudo protector y te hace sentir en calma, con energía y de buen humor para afrontar los retos que se presenten y disfrutar de la belleza de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario