El pie cavo significa que crees que no mereces estar aquí, apropiándote de tu espacio para tener una base sólida. La base es inestable. La persona con pie cavo pide permiso para estar en el mundo; no se atreve a ocupar el espacio que necesitan sus pies para apoyarse en el suelo.
Como consecuencia, vive en las nubes, en su cabeza, maquinando.
Tiene dificultades para arraigarse, casi no ha dejado que le salgan raíces. Pasa por el mundo intentando no molestar. Al pisar así, se la oye menos cuando llega a un sitio y esto sacia su deseo de pasar desapercibida, de no ser vista, de hacer como si no estuviera allí.
Esta estrategia la desarrolla con maestría mientras lee cómics del hombre invisible y se pregunta porqué Diana aparece tan escuetamente en las historias de su niñez. Entonces cae en la cuenta de que su afán por diluirse into thin air es una cualidad muy apreciada en las mujeres: de ahí que su novia sea aún más invisible que el propio hombre invisible.
Practicando consigue hacerse pasar por el papel de las paredes o las gotas de lluvia tras los cristales.
Su pericia es tan grande que se vuelve invisible hasta para sí misma: ya no recuerda que le duele hasta que llora viendo una película; no sabe que está enfadada hasta que echa chispas ante una injusticia sufrida por otras personas; no siente miedo hasta que una vecina le cuenta sus terrores cotidianos.
Va a trabajar creyendo a ciegas que le encanta su trabajo.
¡Parece tan bien integrada!
Nunca se acuerda de que ya tiene tantos años.
Le duele aquí o allá para que pueda verter alguna comedida lágrima.
Pero a las 4 de la tarde de pronto siente el desánimo. Vio un cuadro de un payaso o se topó con un programa de radio o le duele la muñeca de tanto darle al me gusta a publicaciones de facebook.
Nunca se alarma. A veces cae redonda en la cama o en el abismo.
Los horarios la mantienen con un hilo de vida.
Avanza por la cuerda floja hacia la muerte, que no le da miedo, dice, porque es parte de la vida.
El pie duele que duele. Pobrecillo, carga con todos los dolores.
Desenrosca secretamente el pie divergente de la sumisa pierna.
Vive en el engaño de creer que está despierta. En algunos aspectos hasta se cree mejor que los demás (jaja qué ilusa).
Enerva a otros con su compulsión a pedir permiso, a dar las gracias, a ser amable (=digna de amor).
Hubo épocas en que ganó dinero y lo gastó en hoteles.
Tuvo una bicicleta.
Se aburría siempre de sus parejas y acababa dejándolas en busca de nuevas propuestas.
Cuando no sabe qué hacer fantasea con remodelar el baño o imagina posibles cucarachas.
Ha probado distintas modalidades. Le gusta tener experiencias variadas y novedosas, porque odia quedarse en el mismo sitio por si acaso su sombra pueda alcanzarla.
Las cosas le dan por épocas. Cambia mucho de apariencia, pero por más que cambia, sabe que siempre llega a este punto. (Éste).
Como consecuencia, vive en las nubes, en su cabeza, maquinando.
Tiene dificultades para arraigarse, casi no ha dejado que le salgan raíces. Pasa por el mundo intentando no molestar. Al pisar así, se la oye menos cuando llega a un sitio y esto sacia su deseo de pasar desapercibida, de no ser vista, de hacer como si no estuviera allí.
Esta estrategia la desarrolla con maestría mientras lee cómics del hombre invisible y se pregunta porqué Diana aparece tan escuetamente en las historias de su niñez. Entonces cae en la cuenta de que su afán por diluirse into thin air es una cualidad muy apreciada en las mujeres: de ahí que su novia sea aún más invisible que el propio hombre invisible.
Practicando consigue hacerse pasar por el papel de las paredes o las gotas de lluvia tras los cristales.
Su pericia es tan grande que se vuelve invisible hasta para sí misma: ya no recuerda que le duele hasta que llora viendo una película; no sabe que está enfadada hasta que echa chispas ante una injusticia sufrida por otras personas; no siente miedo hasta que una vecina le cuenta sus terrores cotidianos.
Va a trabajar creyendo a ciegas que le encanta su trabajo.
¡Parece tan bien integrada!
Nunca se acuerda de que ya tiene tantos años.
Le duele aquí o allá para que pueda verter alguna comedida lágrima.
Pero a las 4 de la tarde de pronto siente el desánimo. Vio un cuadro de un payaso o se topó con un programa de radio o le duele la muñeca de tanto darle al me gusta a publicaciones de facebook.
Nunca se alarma. A veces cae redonda en la cama o en el abismo.
Los horarios la mantienen con un hilo de vida.
Avanza por la cuerda floja hacia la muerte, que no le da miedo, dice, porque es parte de la vida.
El pie duele que duele. Pobrecillo, carga con todos los dolores.
Desenrosca secretamente el pie divergente de la sumisa pierna.
Vive en el engaño de creer que está despierta. En algunos aspectos hasta se cree mejor que los demás (jaja qué ilusa).
Enerva a otros con su compulsión a pedir permiso, a dar las gracias, a ser amable (=digna de amor).
Hubo épocas en que ganó dinero y lo gastó en hoteles.
Tuvo una bicicleta.
Se aburría siempre de sus parejas y acababa dejándolas en busca de nuevas propuestas.
Cuando no sabe qué hacer fantasea con remodelar el baño o imagina posibles cucarachas.
Ha probado distintas modalidades. Le gusta tener experiencias variadas y novedosas, porque odia quedarse en el mismo sitio por si acaso su sombra pueda alcanzarla.
Las cosas le dan por épocas. Cambia mucho de apariencia, pero por más que cambia, sabe que siempre llega a este punto. (Éste).